martes, 30 de diciembre de 2008

Todos somos testigos. Todos concurrimos. Todos nos admiramos.

Seria importante que las leyes alguien las cumpliera.
La Ley 3098 de “CORPORACIONES MUNICIPALES" en su CAPITULO III DEL CONCEJO DELIBERANTE, Artículo 59 dice que: “Corresponde al Concejo proveer a la conservación de las obras municipales y monumentos”.
En notas anteriores ya lo hemos publicado. Seremos insistentes. El cementerio abandonado.
Espacios verdes, si pero de yuyos son las veredas. Plazas abandonadas, falta de los cortes adecuados de césped. Falta de riego. Juegos destruidos. Monumentos pintados con grafitis. Bancos destruidos. Puente quebrado.
No todo es culpa de un municipio ausente en la conservación. Una porción es parte la cultura destructiva de vecinos. Pero comunicativamente un paredón escrito con expresiones poco felices invita a que otros hagan su aporte también.
Con la facilidad con la que cuenta un estado para hacer de estos lugares dignos de ser vistos no solamente por los que caminamos a diario por nuestro pueblo, sino por quienes en su paso fugaz descansan sus ojos en espacios que tranquilamente pueden ser expresiones culturales de artistas locales, qué los hay, ¡¡¡y muy buenos!!!.
Lastima, vergüenza, da ver recipientes repletos de basura. Baldíos con maleza. Basurales clandestinos en la vía pública.
Obviamente la solución también llega con una comunidad participativa. Con empleados remunerados acordes a las prestaciones. Con un gobierno con propuestas y ejecutividad a la que los vecinos puedan adherir.
Llegar a la localidad da pena. Carteles de bienvenida arrancados por el viento, no son reemplazados. Tal es el caso de uno que promocionaba nuestro Festival de la Esquila en el acceso norte. Sólo la estructura permanece en pie. Monumento al esquilador con gran deterioro. Luminarias destruidas y las letras que mencionan nuestro pueblo caídas.
El playón deportivo del Barrio 50 viviendas es otro espejo del abandono. Primero estuvo cerrado a los jóvenes a causa de que la pelota caía en el patio del Intendente. Luego vino la destrucción con el propósito de ingresar al predio. El cerco perimetral roto. La puerta de acceso tirada.
La dejadez y el abandono no pasan desapercibidos en el césped del patio anterior del municipio como una muestra en casa de lo que el pueblo es hoy en día y no sólo en los espacios al aire libre se aprecia esta realidad. Edificios, vehículos y pertenencias municipales se hallan desaparecidas o rotas, deterioradas y dejadas a la buena de Dios, nadie sabe nada. Nadie responde por nada.
Lo mas triste es que las personas reciben el mismo tratamientos en sus necesidades primarias (vivienda, trabajo, alimentación, etc.): la desidia y el abandono.