El festejo del 11 de septiembre y del 21, tienen una significación que va más allá de los brindis, los bailes, la emosión y la alegría. el sentido verdadero radica en que la educación es posible, a través de la relación docente-alumno, y de los intercambios que en dicha relación se establecen. El docente se interesa en que el alumno aprenda, y para ello, debe prepararse, de manera que su propuesta de esnseñanza sea comprendida por el alumno. El alumno, desea que el docente posea el conocimiento, y la capacidad para entender sus necesidades y demandas, de manera que pueda aprender sin dificultades.
Ambos, esperan del otro una respuesta, y se predisponen mutuamente para latarea de enseñar y aprender. Pero esta situación de encuentro, entre docentes y alumnos, encierra complejidad, que es posible abordar desde el conocimiento y la ética del docente. Hoy, la tarea de maestros cobra diferentes matices, según como se la enfrente.
Para algunos, los que carecen de conocimientos disciplinares suficientes y de herramientas técnico-pedagógicas, el ejercicio de la docencia puede significar "un castigo", o también un medio para ganarse la vida, que hay que "aguantar".
Para otros docentes, que se sienten desbordados por las situaciones de marginalidad y pobreza de los alumnos, el ejercicio de la profesión es asistencialismo y contención del alumno en la escuel. Para aquello maestros, que se preocupan por estudiar y poder responder a las necesidades educativas de ka población, la docencia significa un "desafío" a la capacidad y una "puesta a prueba" de los valores. En las escuelas, conviven estos docentes, cuya perspectiva respecto de la educación es diferente, y a veces opuesta.
Tal vez, el mes de septiembre sea propicio para que en los Centros Educativos se reflexione - a la par que se festeje- el hecho de ser docente, de modo que, cada uno, tenga la oportunidad de evaluar si su tarea, y su propueta de enseñanza, son comprendidas por todos los alumnos, y ayudan a aprender sin dificultad.
Pero no solo el docente debería reflexionar, también deberían hacerlo las familias, las autoridades, la sociedad toda, para considerar si las acciones realizadas o por realizar alientan a los docentes a la capacitación sistemática, al estímulo por el ejercicio de la profesión, y a la preocupación permanente por lograr que los alumnos aprendan.
¡VAMOS... SEÑO...!
Los niños la habían tomado de la mano para que participara en el juego con ello.
¡Vamos Seño! ¡Jugá con nosotros!
El "trencito" se fue formando, otras manos se abrieron presurosas y varias, buscaron desplazar, a quién tenía el "privilegio" de tener la mano de la Seño.
El trencitro empezó a moverse, y la Seño, que jugaba de "máquina", tendría que tirar muchos vagones.
Ella comenzó a avanzar con cuidado, controlando que todos los niños pudiesen dar bien el paso para no golpearse. Eligió pasar por debajo de puentes haciéndose chiquitita e invitando a sus alumnos a imitarla, sorteó obstáculos gesticulando y dando saltos, pidió a los niños que sugirieran trayectos para recorrer, trepó montañitas de arena, silbó como las máquinas de verdad, y antes de que los niños experimentaran cansancio, poco a poco, fue deteniendo la marcha, mientras canturreaba tal como si fuera una locomotora "chucu - chucu...traca.traca...chucu-chucu...traca-traca.
La risa y la satisfacción estaba pintada en los rostros de los niños. ¡La Seño había jugado con ellos!.
¡Qué lindo que la Seño nos escuche y atienda, que juegue y ría con nosotros, que nos guíe tomando en cuenta nuestras posibilidades de avanzar, que no haga siempre lo mismo, y sí, favorezca la actividad, que nos ayude a sortear obstáculos espontáneamente, que perciba hasta dónde llega nuestro interés, y que cálida y alegre, se exprese y relacione con nosotros!.
¡VAMOS... SEÑO...!
Los niños la habían tomado de la mano para que participara en el juego con ello.
¡Vamos Seño! ¡Jugá con nosotros!
El "trencito" se fue formando, otras manos se abrieron presurosas y varias, buscaron desplazar, a quién tenía el "privilegio" de tener la mano de la Seño.
El trencitro empezó a moverse, y la Seño, que jugaba de "máquina", tendría que tirar muchos vagones.
Ella comenzó a avanzar con cuidado, controlando que todos los niños pudiesen dar bien el paso para no golpearse. Eligió pasar por debajo de puentes haciéndose chiquitita e invitando a sus alumnos a imitarla, sorteó obstáculos gesticulando y dando saltos, pidió a los niños que sugirieran trayectos para recorrer, trepó montañitas de arena, silbó como las máquinas de verdad, y antes de que los niños experimentaran cansancio, poco a poco, fue deteniendo la marcha, mientras canturreaba tal como si fuera una locomotora "chucu - chucu...traca.traca...chucu-chucu...traca-traca.
La risa y la satisfacción estaba pintada en los rostros de los niños. ¡La Seño había jugado con ellos!.
¡Qué lindo que la Seño nos escuche y atienda, que juegue y ría con nosotros, que nos guíe tomando en cuenta nuestras posibilidades de avanzar, que no haga siempre lo mismo, y sí, favorezca la actividad, que nos ayude a sortear obstáculos espontáneamente, que perciba hasta dónde llega nuestro interés, y que cálida y alegre, se exprese y relacione con nosotros!.
Escrito por: Cecilia Carrizo.
NACIO EN COMODORO RIVADAVIA. 10/09. SE CRIE EN EL TRIANA CON SU ABUELA, HERMANO, MAMA, HIZO PRIMER GRADO ESC, 72, LUEGO PASO A LA ESC 36 DONDE TERMINO 7° GRADO. EN 1974 INICIO ESCUELA SECUNDARIA Nº 706 EN "GREGORIO MAYO" EGRESANDO EN 1978, LUEGO FUE A COMODORO RIVADAVIA ESTUDIO EN EL PERITO MORENO MAGISTERIO, TRABAJO EN ESC 36 EN 1984, AÑO SIGUIENTE SALIO TITULAR ESC 62 DE YALA LAUBAT(CENTRO NORTE DE CHUBUT).
