domingo, 10 de enero de 2010

Unidos por la pasión de cabalgar con dos ruedas

Las especiales sensaciones que sienten los motociclistas al recorrer las rutas “es una experiencia que no se puede explicar”, asegura Juan José, quien llegó desde Río Mayo para decir presente. La libertad, la adrenalina, sentirse todos iguales y sobre todo compartir, son los argumentos que tienen para estar allí, describieron los protagonistas de una fiesta que combina caballos de fuerza, música y mucha diversión.

Con epicentro en la cancha del Club Deportivo Portugués, desde el jueves se desarrolla en Comodoro Rivadavia el segundo encuentro anual organizado por la Agrupación de Motociclistas de Chubut, con la idea de reunir a fanáticos de las dos ruedas de toda la Patagonia. Incluso ayer estuvo presente el intendente Martín Buzzi.

Un centenar de motocicletas apostadas en la plaza de la costanera, donde se montó una exhibición de las máquinas tras la caravana que arrancó desde el predio del Deportivo Portugués.

El jueves, durante la jornada de apertura, las actividades se desarrollaron en la calle 9 de Julio, con tres bandas que sonaron en vivo. Luego todos los participantes se dirigieron hasta el barrio industrial. Los motoqueros instalaron sus carpas en el predio de Deportivo Portugués y pasaron una verdadera noche de heavy y rock and roll.

El viernes llegó con distintas actividades y ayer se realizó una gran caravana de motos por toda la ciudad. Para hoy está previsto el cierre del encuentro con un desayuno a partir de las 10 para todas las agrupaciones que participaron y la posterior desconcentración “para que la gente vuelva a sus ciudades”. Llegaron motociclistas de Trelew, Puerto Madryn, Río Mayo, entre otros puntos de la región.

Alfredo Castillo, integrante de la organización, quiso agradecer “a todos los motoqueros por la conciencia. Se sabe que no se puede transitar sin casco. La calidad de gente que ha venido que nos ha sorprendido sobremanera y nos han dejado con ganas ya de empezar a trabajar para el año que viene”, afirmó. “El único que nos peleó fue el clima, pero le ganamos”, sentenció entre risas.

SENSACION DE LIBERTAD

Eduardo Gómez, otro de los comodorenses que participó del encuentro, comentó lo que vive arriba de su moto. “Ya hace un par de años largos que me dedico a las motos y está bueno. Me gusta la libertad y el viento en contra, como dice la canción. Es hermoso, vos agarras la ruta y estas solo en el mundo. Con esta motito chiquita (una Mondial 250cc) he llegado hasta Barda del Medio, pasando Neuquén”, relataba en la plaza de la costanera, donde concluyó la caravana motoquera de ayer.

“Me compré mi moto hace un año y en realidad me di cuenta lo que es vivir de adentro los encuentros”, comentó Carlos, también de Comodoro Rivadavia. “El que viene, maneja una de estas cosas y se pone con nosotros no se va a arrepentir nunca. Acá no hay distinción de nada, somos todos iguales. Todos son excelentes personas y nosotros siempre buscamos eso, que nos respeten porque somos el vehículo más chico que siempre anda en la calle”, graficó.

Mientras tanto, Juan José Caligaris recorrió alrededor de 300 kilómetros con viento en su Honda 250cc, para llegar desde Río Mayo. “Acá estamos con los amigos y los compañeros”, dijo y se animó a contar que su historia con las motos: “comienza cuando mi papá me regaló mi primera moto a los 10 años y me hacía manejar en circuito. Tuve moto hasta los 18 años, después la dejé por un largo tiempo y recién a los 40 años volví a retomar la actividad de las motos”, aseguró.

“Andar en moto para mí es un cable a tierra y muchas veces ansias salir a la ruta. Siempre digo el que quiera conocer lo que siente andar en moto, tiene que andar y es una experiencia que no se puede explicar. Los amigos que hacemos en las motos y tenemos muchos conocidos en distintos puntos del país”, resaltó Caligaris.

Una de las pocas mujeres subidas ayer a una motocicleta era Marcela, junto a su marido Luis y su hijita Angeles. Afirmó que hace dos años y medio que tienen una Zanella 150cc. “La verdad que es muy lindo compartir, charlar. Salir a la ruta es una tranquilidad terrible, el viaje más lejos de la nena fue a Río Mayo y Sarmiento. Se siente adrenalina, miedo, el viento pero a la vez es una paz, una mezcla de sensaciones.

Además que el encuentro se puede disfrutar en familia”, destacó.

Publicado por: El Patagonico