miércoles, 24 de marzo de 2010

El genocidio argentino

La dictadura de 1976 completó y profundizó el esquema de persecución y exterminio que comenzara sistemáticamente con la Triple A, liderada por Lopez Rega.Distribución de desaparecidos según profesión u ocupación
Obreros 30%
Estudiantes 21%
Empleados 17%
Profesionales 10,7%
Docentes 5,7%
Conscriptos y personal subalterno de las Fuerzas de seguridad 25%
Amas de casa 3,8%
Autónomos y varios 5%
Periodistas 1,6%
Actores y artistas 1,3%
Religiosos 0,3%
(Informe de la Conadep, Nunca Mas, Eudeba, 1984)

Queda claro que el grupo más peligroso para los asesinos era el de obreros y estudiantes, que habían logrado una conjunción perfecta nacida en Córdoba y que resultó en El Cordobazo el 29 de mayo de 1969. Le costó la cabeza a "La Morsa" como se aludía al gral. Juan Carlos Onganía, ése que entró con carruaje y palafreneros uniformados al estilo del siglo XIX y que pretendía instalarse por más de 20 años en un sillón que no le pertenecía -ni a él ni a nadie, por más constitucional que haya sido la elección de quien se siente-. Pero el plan de exterminio y la traición a la Patria que asumieron esos del 66, los entregadores subsiguientes y los asesinos de 1976/83 había comenzado con el bombardeo a Plaza de Mayo, el 16 de junio de 1955 y los fusilamientos de 1956, con el asesinato del gral. Juan José Valle y otros tantos camaradas de éste y civiles. Así como al gral. Lonardi, a quien pusieron al frente de esa revolución tal vez como una ironía contra el derrocado Presidente constitucional, Juan Domingo Perón, por ser, aquel, un enemistado de larga data con éste, cuando ambos estuvieron a cargo de la "inteligencia militar" en Chile.
No es ninguna novedad que esas "200 familias" (originadas en contrabandistas, tratantes de personas y otras rémoras) tuvieron a los militares como sus "gendarmes" a sueldo (Potash), así como que la provincia de Buenos Aires y sus ganaderos (a los que defendía Moreno en el siglo XIX antes de que fuera asesinado), tuvieron y mantienen un profundo desprecio por el pueblo, lo popular, los "cabecitas negras". Las condiciones de esclavitud embozada en la que mantenían -y mantienen- a los peones de campo es sólo una brizna de lo que esa gente -cuyo origen, repetimos, es delincuencial en su inmensa mayoría y de aventureros excluidos del reino de España que llegaron al "nuevo mundo" con ansias de oro y riquezas-, se tradujo en exclusiones más sutiles pero igualmente agraviantes para la dignidad humana. Pero esto hubiera sido imposible de ejecutar sin la complicidad y sumisión de los sucesivos gobiernos que asumieron la administración de la cosa pública.
En este tono recordamos la "década infame" que genialmente describió en sus libros José Luis Torres (Los Perduelis, Algunas maneras de vender la Patria... ). El negociado de guantes blancos de Pinedo y la devaluación; el negociado de las carnes; la entrega de las comunicaciones; el rechazo al pago de impuestos para que el Estado pudiera avanzar en alguna política activa para el resto de sus ciudadanos; y un largo etcétera que, cuando las urnas decidieron decir "basta", apelaron al complot, la asonada y, hoy día y como queda evidente, a las acciones destituyentes comandadas, no ya por la SRA sino por la multinacionales que, representando a las 7 empresas que manejan todo el el mundo actual, pretenden recuperar privilegios de todo tipo, a costa del hambre y la marginación de la inmensa mayoría del pueblo argentino.
Ahora, un lacayo como Duhalde propone un referendum popular para "terminar con los juicios a los militares". Dos errores graves que si no se los señala, quedan como válidos. El primero, que los juicios por actos de lesa humanidad no sólo no están bajo la órbita de la voluntad popular a través de las urnas sino que, además, son inextinguibles en su juzgamiento. Y, segundo, que todos estos que constan en los archivos que hemos colectado para este Día de la Memoria fueron militares sólo por andar disfrazados con sus uniformes, pero en la realidad fáctica fueron una banda de asesinos y ladrones que pisotearon la Constitución y las leyes, acometiendo actos de lesa humanidad a como diera lugar y para lograr la imposición del plan económico con el que se pretendió hincar a la Patria
Una propuesta como la de este reconocido traidor es, también, destituyente o, para sumarnos a lo contextual, subversiva.
Escrito por: Roberto Otero