En Ricardo Rojas padecen el peor invierno en 10 años; calculan que morirá la mitad de las ovejas
En esta estancia situada en Ricardo Rojas, a 78 kilómetros de Río Mayo, estiman que, por las nevadas, perderán la mitad de la hacienda
RICARDO ROJAS, Chubut.- Apenas 75 casas rompen la monotonía blanca en decenas de kilómetros. La comunidad rural alberga a menos de 250 personas, cuya vida gira alrededor de las ovejas. Es un mal invierno para ellos. Uno de los peores en muchos años. De los cuatro más calamitosos que recuerdan sus más antiguos habitantes.
La calificación va de la mano de la mortandad de ovinos, sustento de la economía local. Repasan en el pueblo las nevadas más destructivas. Encadenan la actual situación con los males vividos en 1948, 1964 y 2000. Hoy la ruta de acceso está liberada, pero 78 kilómetros los separan de Río Mayo, la localidad más grande de la zona. Y hace dos semanas que penan con permanentes 15 grados bajo cero.
La nieve y la helada son una combinación mortífera para las ovejas. Sólo cuando mejore el clima conocerán las pérdidas. Las estimaciones, a ojo de baqueano, son malas. "Pienso que morirán entre el 50 y el 60 por ciento", afirmó Esteban Alberdi, el hombre que más conoce este lugar. Tiene 77 años y cada día de su vida trabajó aquí, 350 kilómetros de Comodoro Rivadavia. Su estancia nace en el propio pueblo; su casa fue la tercera edificada y su padre puso el hombro antes que él para convivir con la naturaleza en estado puro.
Esa casa paterna quedó sepultada por un médano en 1969; hoy sobresalen apenas unos hierros. Los Alberdi no se fueron entonces y la presencia aquí del hijo y el pequeño nieto de Esteban garantizan que la familia seguirá dando pelea a las nevadas.
"Le tenía miedo a este invierno, después de unos años sin nevar podía aparecer algo así. Esta fue una de las peores nevadas que recuerdo", contó Alberdi mientras acompañaba a LA NACION entre algunas de sus ovejas.
Los Alberdi tienen 1700 ovinos. A menos de un kilómetro de su casa, empiezan a encontrarse los cadáveres de ovejas vencidas por la falta de alimento. Señala en un grupo a una que queda rezagada; estima que no llegará al fin del día. Se esfuerza por enderezar a otra ya rendida.
Ese animal puede tener más suerte porque será cargada luego en la camioneta para alimentarla de manera artesanal. No podrá hacer lo mismo con todas. Salvará las que pueda. ¿Y después?
"Habrá que empezar de nuevo, pedir un crédito, esperar que nos bajen algunos impuestos para permitir que nos recuperemos... no voy a vivir como un jubilado, así que seguiré luchando", explicó.
El 10 de julio pasado, cayó la gran nevada. Amontonó un metro sobre el terreno. Los días helados sumaron castigo. Y el 29 de ese mes, la nieve reapareció con fuerza.
Muchos poblados del departamento de río Senguer quedaron bloqueados. La maquinaría de vialidad provincial despejó las rutas. Incluso, abrió las huellas dentro de los campos, fundamental para que los estancieros dieran socorro a la hacienda.
Con los caminos despejados, pero aún riesgosos, llegó la asistencia. Los camiones del escuadrón 38 de la Gendarmería pudieron trasladar 40 toneladas de ayuda, desde forraje hasta alimentos. El apoyo de esa fuerza de seguridad es vital en este lugar.
A 20 kilómetros de Ricardo Rojas, los gendarmes son recibidos con agradecimiento en la estancia La Serrana. Laura Hernando, administradora del lugar, piensa cómo usará el cargamento enviado por la provincia a través de los vehículos pesados de la Gendarmería.
Hielo y desolación
"No sabemos por dónde empezar a alimentar al ganado. Así de mal está la situación. Hay que resignarse a salvar lo que se pueda. Cuando llegue el deshielo, vamos a saber realmente cuántas ovejas murieron, pero, por ahora, vemos muy pocas de pie y eso marca una gran mortandad", comentó Hernando a LA NACION.
Desde el aire la observación avala los dichos de la estanciera local. Se ven importantes rebaños en busca de sacar el alimento que puedan de entre la nieve. No se visualiza la cantidad de ovejas que de a miles deberían estar pastando por estas horas en la zona.
Pero, más que el ganado ovino, en el helicóptero de la Agrupación Aérea Trevelín de la Gendarmería, a cargo del comandante Jorge Rodríguez, se buscan detectar las posibles dificultades de los habitantes de la región.
En estos días, esa aeronave fue usada para llegar a puestos de estancia de los que no se tenía noticias, para verificar qué necesidades tenían aquellos que viven en lugares donde no puede llegarse por tierra. Con la sola presencia del helicóptero y de su abnegada tripulación, los pobladores saben que la soledad natural del lugar no los deja del todo aislados.
"Hacemos un trabajo de apoyo en equipo con vialidad y defensa civil de la provincia. Esperamos ahora que el deshielo sea progresivo para que las rutas no queden bloqueadas por el agua, pero lo importante es que se puede llevar la ayuda adonde se requiera", explicó el comandante Carlos López, jefe del Escuadrón 38 de Río Mayo.
En ese pueblo siguen los recuerdos de las grandes heladas anteriores. "En 1948, mi madre calentaba tachos de 20 kilos para usar el agua caliente en las puertas, porque el frío las pegaba en los marcos y no se podía ni salir de la casa", contó Rodolfo Montenegro, escritor e historiador local.
El gobierno de Chubut, por su parte, anunciará en los próximos días subsidios para los productores afectados.
Publicado por: Diario La Nación - Daniel Gallo Enviado especial Foto: Enviado especial / Aníbal Greco