sábado, 10 de agosto de 2013

“Talero”, el perro al que ni la muerte separó de su amo

EL OVEJERO MESTIZO QUE CRIO BERNARDO QUIROZ NO SE SEPARO DEL CADAVER DEL EXTRAVIADO PEON RURAL HASTA QUE LOS ENCONTRARON
El perro del peón rural que fue hallado muerto el jueves, es todo un ejemplo de fidelidad. En la tarde del 16 de julio, Bernardo Quiroz salió en busca de ayuda en medio del campo después que su automóvil sufriera un desperfecto cerca de Río Senguer. Se presume que el hombre falleció esa misma noche a raíz de las bajas temperaturas. En los 23 días que duró su búsqueda, “Talero” cuidó el cadáver, no dejó acercar a los depredadores y sobrevivió cazando pequeños animales.
“Talero” no es de raza, pero su pelaje lo cubrió del frío y como todo perro de campo tiene su instinto adaptado para sobrevivir en la adversidad. Su nombre refiere a aquello que el hombre de a caballo siempre necesita llevar consigo: el rebenque y el perro. 
Este ovejero de pelaje negro y pecho blanco, siempre acompañaba en la soledad de los campos de coirón a Bernardo Quiroz (27), el peón rural que fue encontrado muerto el jueves, es decir 23 días después de su desaparición. 
La Policía, Gendarmería, Defensa Civil, Bomberos y familiares del peón rural ya lo habían buscado en el sector donde fue hallado, a unos 35 kilómetros de Río Senguer, pero nadie se había percatado de su presencia debajo de unas matas y su perro al lado. 
La policía informó que días anteriores caminó muy cerca del lugar y que incluso esa zona fue sobrevolada. Allí, el jueves a la tarde, ya con la búsqueda suspendida por protocolo por parte de las autoridades, el marido de una prima de Quiroz lo encontró cuando lo buscaba a bordo de una camioneta.
Primero divisó al perro, mientras que su amo estaba a metros de una red de gas en donde transitan ganaderos camino a una estancia. Un peón incluso anduvo cerca repuntando las ovejas, pero tampoco había observado nada extraño.
Botas despegadas en sus puntas. Su cuerpo azul del frío y la piel quemada por congelamiento. Así sus familiares encontraron a Quiroz. Los policías creen que el día del temporal en que salió por ayuda, su ropa mojada no soportó la hipotermia y desorientado en un desierto blanco de nieve, cayó ya sin fuerzas para seguir caminando. 
Quizás el peón rural intentaba orientarse por las luces del pueblo, pero aún le faltaban unos 35 kilómetros para llegar. Cayó muerto a sólo 10 kilómetros del río, de la estancia “El Cultán” y de la ruta 43. 

UN FIEL AMIGO
Bernardo Quiroz se bajó de su auto junto a “Talero” en la tarde del 16 de julio a raíz de un desperfecto mecánico. En el interior dejó a su familia e intentó caminar hasta una estancia donde esperaba contactar a su hermano. Pero según creen los investigadores se desorientó con las nevadas y el viento blanco. 
El cadáver yacía detrás de un matorral. Al lado, su compañero inseparable, “Talero”, sinónimo de lealtad y amistad. 
“Confirma la teoría y la tradición, que dice que el mejor amigo del hombre, el fiel amigo del hombre, es el perro”, comentaba ayer a Diario Patagónico el comisario Vicente Avilés, también criado en el campo.
Es que “Talero”, no se movió de donde cayó Quiroz. Desde cachorro lo llevaba a su lado. Juntos recorrían en los campos y viajaban en el auto. El ovejero mestizo evitó que se acerquen las alimañas al cuerpo de su amo. Espantó a los zorros, a los piches y  a las aves de carroña. Y así conservó el cuerpo, que fue encontrado intacto el jueves.
Lo que “Talero” no pudo evitar fue la muerte, pero acompañó a Quiroz durante las 23 noches frías de nevadas y escarchas. Los pequeños huesos de animales que se encontraron en los alrededores del cuerpo, dan cuenta de que “Talero”, cazó para comer. Y también hizo pozos para dormir al lado de Quiroz y refugiarse del viento. 
Cuando los policías se acercaron al cuerpo del infortunado peón rural, “Talero” les gruñía, les ladraba. Desconfiaba y por eso quizás se subió sobre el cuerpo de su amo y no quería que nadie lo tocara. Era su amigo. El lo había cuidado, quizás esperando a que algún día volviera a levantarse.