Las víctimas se encontraban en estado de explotación por coerciones y engaños, retenciones de documentos, deudas astronómicas y alquileres extremadamente onerosos para poder costear, manteniéndolas en un círculo del endeudamiento eterno.
El lugar donde se hacían "los pases" era deplorable, como así también se retenían sus pertenencias. Asimismo, si se negaban atender a un cliente, eran sometidas a maltrato físico por parte de la propietaria y el entorno de su seguridad.
A su vez, se registró el restó-bar "Ibiza", el cual era utilizado para concretar citas para el anterior local mencionado, ya que ambos eran de la misma dueña, la que fue detenida en carácter de incomunicada, como también secuestraron elementos para la causa. Posteriormente, las víctimas fueron trasladadas al Juzgado Federal de Comodoro, quedando a disposición del magistrado interviniente a los efectos de tomarles declaración testimonial. Por su parte, la dueña de los locales comerciales fue alojada en la Alcaidía Policial de esa urbe petrolera.
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